miércoles, 13 de noviembre de 2024

«El que narra la vida sin pasar por ella, pierde la brevedad de la misma y hace tropos en su universo»






Teniendo en cuenta el tiempo que va pasando y, que las cosas que recordamos, posiblemente sea porque realmente nos han impactado. Por tanto, las hemos interiorizado. Es posible que no al pie de la letra o del hecho, pero ese sobreañadido que colocamos, da entereza y fiabilidad a lo expuesto: son en sí conjeturas.

Cómo 12 meses tienen nuestros años; 12 son las narraciones. Unas más largas y otras más cortas. Pero como la noche o el día, que en alguna imagen nos lo refleja, las vivencias y su rememoración van cogidas de la misma extensión: es en sí la vida la que las va hilvanando.

Las vicisitudes, vivencias, sueños o elucubraciones compartidas; vecinos que fueron en celdas. Reconvirtiendo el espacio en atrio durante la noche: ¡sin parar de comparar! No cesando en rememorar tales relatos de esa propia existencia. Percibimos «un espejo parlante», hacemos de narrador: y en sí son presuntas.

Otro cantar es si les cubre o no el hábito.

Recuerden: «Cuatro son nuestras estaciones». Cada una con sus relatos, que son en sí los retales del transcurrir.

Saga historiada de RgH+ en positivo – Ramón González

y no olvido aquello de: «El que narra la vida sin pasar por ella, pierde la brevedad de la misma y hace tropos en su universo».

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