Si leemos un fragmento de este libro, nos podremos situar en la intención del autor, que no es otra que una llamada a la reflexión en base al transcurrir de la vida.
Utiliza partes claves del vivir, del personal y por extensión al de todo lector, para sincronizar vivencias propias de cada estación de la vida, tal y como trata de enclavarlo en las cuatro estaciones del año, directamente con esas temporadas, tiempos o estaciones; como indica del propio transcurrir de la vida.
Si nos atrevemos a repasar nuestras huellas, matizadas con la maravilla de la imaginación y con la ficción... Que está reñida con el engaño, pues no hay ninguna presunción de convencer sobre otras realidades, sólo que con ello, deja marcada la separación entre su escrito y la existencia personal que es de cada cual, por ello utiliza matices capaces de cautivarnos a todos identificándonos con esas vivencias.
Hilvanar pedazos del caminar, en forma de relatos que tratan de aproximarse a un texto literario, del cual reconoce que están a años luz. No le intimida para que con su experiencia en la vida se lance a escribir sobre temas de tal envergadura que pueden abrumarlo. La vida le enseñó que nunca es tarde, aunque sí, estamos, en ESTACIONES DISTINTAS... para comenzar un nuevo camino, que sin grandes pretensiones, nos deja una herramienta que él utiliza para vivir.
Si logra que te sea útil, aún más... Pues todos tenemos nuestros propios relatos y en ocasiones no sabemos o no podemos, o de tiempo no disponemos para «coserlos» con un débil hilo, construyendo con ese primer hilvanado, tal como el costurero artesano construye su primer vestido, una vez visto el tapiz, pasar a confeccionar la obra, y si, la vida estará hecha: la transcurrida... pero al hilvanarla podemos acariciar cosas que ni siquiera nos habían dado un apercibimiento de lo agradecidos que debemos -estarnos- por aquello de VIVIR... y seguir en ello; gracias.
PARA LEER FRAGMENTO: